Las peripecias matutinas... a trabajar melda!!!

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Pobres Condiciones...

La capacidad de aguante del ser humano es increíble. Cada mañana el camino al trabajo se vuelve una dura prueba de tenacidad y fortaleza física, mental y espiritual, como el París Dakar o el Ironman de Hawai. Las micros, el frío, el metro, las caminatas, los carteristas, y prepotentes (infaltables), van configurando un espectáculo dantesco que está asegurado, al menos, por 5 días a la semana.

Lo primero de cada día, es lograr que alguna micro haga caso a mi señal de parar. Pero siempre me acompañan en la esquina una cantidad no menor de escolares, los cuales repelen eficientemente a todo chofer que se precie de tal. Si un día quieres esperar micro por horas, sólo párate junto a un par de escolares. O si quieres asegurarte que no paren, definitivamente, vístete como uno. Y te darás cuenta que los choferes sienten una aversión espantosa contra esos pequeños sujetos-hordas, que además están en función rotativa todo el día y de luna a luna (desde las 6 de la mañana a las 8 de la noche).

Como a los escolares no les paran, estoy obligado cada mañana a caminar por cuadras y cuadras, huyendo (literalmente) de los mozalbetes a fin de poder tomar micro. Una vez que paran, hay que subirse, ojalá sin matar a nadie en el intento. Recuerdo que una vez me subí a una micro que tenía tan sólo un peldañito de la escalera de subida como espacio habilitado de viaje, con 300 pesos en la mano para pagar mi derecho a vaje, y mi maletín de trabajo. La peripecia casi me costó la vida, ya que mis manos ocupadas casi no logran evitar las consecuencias de un giro brusco, y salir volando del bus urbano. Nunca más me subí ni, con plata en la mano, ni con maletín. Con suerte uso reloj. Una vez arriba, las patadas, puntapiés y hasta manoseos son pan de cada día. Los escolares conversan animadamente sobre los minos y minas, la teleserie de ayer, música o cualquier otra cosa menos importante.

Si subirse a una micro es una proeza, bajarse es otra tarea titánica. Si tuviste la mala suerte de quedar en mitad de la micro, producto de las constantes arengas de un chofer que todavía no cacho por cual espejo, es capaz de ver que atrás sí está desocupado (cuando en realidad está igual de lleno que toda la mcicro), inevitable es que tengas la duda de si bajar por atrás es más rápido que por adelante, o viceversa. Si te bajas por delante, lo más probable es que te barran a puteadas porque la bajada es por atrás (solo cuando la micro está llena, al parecer). Si te vas para atrás, la cantidad de escolares antipáticos, burlones y suicidas que se ubican por esos lados te hace muchas veces preferir las chuchadas de un chofer antes que las de un montón de pendejos.

Aún no entiendo como hay gente que a pesar de verse día a día en estas lides, sigue transportando unos bolsos descomunales, o los escolares no son capaces de llevar la mochila en las manos, al nivel de las rodillas. Todo sería tan cómodo... observación aparte, prefiero las micros llenas de la mañana, porque al menos van todos perfumaditos...

Bueno, una vez abajo, todo santiaguino que se piense moderno debe tomar una segunda locomoción para llegar por fin al trabajo. Ahí es cuando entra en acción el Metro. El sistema más rápido, confortable. El único transporte no contaminante sobre Santiago... y el único que es capaz de humillarte cada día. Pobre de ti si estás pujando para poder entrar (esto es típico en Baquedano, Los Héros, Estación Central, Las Rejas, y otras estaciones) y una puerta no puede cerrar porque te quedaste ahí, en el medio, y debes pensar rápido si bajas y cedes ante las presiones, o te subes metiéndote por la raja el hecho que no quede espacio para una pulga dentro del vagón. A veces, optas por bajarte y dar un paso hacia atrás, ante la mirada de todos dentro del vagón, los que esbozan una sonrisa porque ellos sí pudieron subirse. También puede ocurrir que estás dentro, sabes que estás adentro, pero comienzan a cerrar las puertas, y un guardia te empuja con su espalda como si fueramos ropa vieja dentro de un clóset aún más viejo, mientras piensas en cosas tan transcendentes sobre la naturaleza de la humanidad o bien, mandarle saludos a la madre de todos y cada uno de los integrantes de ese vagón.

Para bajarte del metro opera simplemente la filosofía del pushing, porque siempre hay gente que no baja y que sabe como ubicarse justo en la puerta. Es ahí cuando ante la desesperación y la incertidumbre, comienzas a pedir permiso o a preguntar, "¿baja?... ¿baja?". He visto a personas saltar como corchos desde dentro del vagón y después intentar entrar nuevamente, claro, humillados por la increíble potencia de un montón de trabajadores ávidos de llegar temprano a sus labores; también he visto desmayos, caídas, cartereos, coqueteos, encuentros de amigos de años, ancianos empujando, y uno que otro voyerista ubicado estratégicamente junto a las escaleras en espera de alguna incauta que vaya subiendo.

Tal vez lo único agradable del Metro, es la sensacion de vértigo cuando el tren pasa y tu estás muy cerca del borde, pasada la línea amarilla.

Santiago está loco... sus habitantes viajan horas en micro o metro para llegar a sus lugares de estudios o trabajo. Diariamente, el santiaguino pierde 2 horas y cuarto viajando en pésimas condiciones, tiempo que no produce, no potencia su lado afectivo junto a su familia ni nada. Porque estamos de acuerdo que en estas condiciones, el viajar dentro de esta ciudad, por 10 horas a la semana, es tiempo perdido. Estamos 45 horas semanales en nuestro lugar de trabajo, 10 horas semanales trasladandonos, y una que otra hora extra, un total de 60 horas semanales dedicadas al trabajo, sin contar el stress y el insomnio que nos provocan las preocupaciones laborales. La semana de lunes a viernes tiene 120 horas. 60 horas dedicadas al trabajo; 40 horas dedicadas a dormir, y la diferencia de 20 horas, para nuestros hobbies y familia. Porque el fin de semana, se sigue trabajando, pero en cosas de la casa...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias santa moto...
Tan mala memoria que no recuerda cuando muchos pasamos varias años de esto y ud como solo caminaba un par de cuadras llegaba fresco como lechuga ? para que recirdar q mas aun lo hacia retrasado...

Hay un medio de transporte no muy seguro pero si mas economico y efectivo que los autos y camionetas, te hablo de las motocicletas. Deberías meditar en ello.

David dijo...

Cuando llegue atrasao barsuo???... llegaba justito, nunca tuve un atraso... ahora, prefiero llegar tarde a no llegar... las motos siguen sin darme confianza. Lo siento.